lunes, 18 de febrero de 2013

AGUA...

De todos los Elementos, el sabio debe de tomar al Agua como su preceptora.
El Agua es dúctil pero a todos vence. El Agua apaga el Fuego.
O ante la posibilidad de la derrota, escapa como vapor y asume una nueva forma.

El Agua arrastra la Tierra blanda, o, enfrentada a las rocas, busca su rodeo.
El Agua corroe el hierro hasta que se desmorona como polvo; satura la atmósfera.
Y así el Viento muere. El Agua cede ante los obstáculos con engañosa humildad.

Pues ningún poder puede evitar que siga el destino de su curso hasta el mar.
El Agua vence siendo dúctil; nunca ataca pero siempre gana la última batalla.
El Sabio que se transforma en Agua se distingue por su humildad, adopta la pasividad, actúa desde la no acción y conquista el mundo.

TAO CHENG (Siglo XI d.C.)